La Batalla de los Alebrijes

¿De dónde vienen los Alebrijes?
A diferencia de la mayoría de las artesanías alrededor del mundo,
los Alebrijes tienen una historia épica y llena de batallas, mitos y creatividad.

Lo más sorprendente es que son mucho más recientes de lo que te imaginas.
Pedro Linares López era un artesano enfocado en la cartonería. Vivía de hacer piñatas y máscaras, pero después de sobrevivir una grave enfermedad que lo dejó en coma, regresó a su taller para crear animales fantásticos jamás vistos. A estas creaturas las llamó Alebrijes.

Cuando le preguntaron lo que eran, el contó que, durante el coma, tuvo un sueño donde estaba en medio de un gran y hermoso bosque. En él, reinaba la calma y el silbido de las aves. De pronto, entre los árboles, salieron animales híbridos: mariposas con cuernos de venado, leones con alas de murciélago, dragones con antenas de grillo y patas de gallo; y todos ellos tenían los colores más vivos y locos con más detalles de los que podía apreciar. Cada uno más extraño que el anterior. Y se le acercaron hasta rodearlo.

En eso, unos espíritus obscuros llegaron y rodearon al artesano, pero antes de que pudieran atacarlo, las bestias coloridas se lanzaron contra los seres obscuros y lucharon en una Gran Batalla. Finalmente, los entes malvados perdieron y se marcharon. Cuando Pedro abrió los ojos, todas esas creaturas coloridas estaban dañadas: a algunas les faltaban patas, otras ya no tenían cola, y otras más tenían algún ala rota. Pero ninguna había vacilado en protegerlo. Entonces se oyó un coro que cantaba cada vez más fuerte "¡Alebrijes! ¡Alebrijes". Y, antes de que algo más ocurriera, el hombre despertó.

De ahí en adelante, su salud fue mejorando hasta que sanó por completo. Pero en su mente seguía viva la imagen de esos guardianes que, una vez que tuvo fuerzas, corrió a su taller para plasmarlos. Aunque nunca supo lo que significaba el coro, les otorgó el nombre de Alebrijes.

Y por eso dicen que los Alebrijes son espíritus protectores, y si un día alguno se rompe, es porque te acaba de proteger de algún ser obscuro.